Los primeros asentamientos humanos situados en el territorio que actualmente ocupa Barcelona, datan del neolítico (2000 a.c.).

Pero las primeras referencias de una sociedad organizada son de los Layetanos, un pueblo íbero que vivió durante los siglos VII a VI a.c. (¡que tiempos aquellos!).

Después vinieron las guerras púnicas, donde los cartagineses tomaron la ciudad y un tipo llamado Amílcar BarKa, que casualmente era padre de Aníbal, la refundó y le dio el nombre de Barkenon, haciendo uso de su apellido.

El imperio Romano llegó con toda su fiesta, la rebautizó como Barcino y le dio un papel importante en la región de la Hispania, cuya capital era la vecina Tarraco (Tarragona), al principio como fortaleza militar, pero que pronto fue creciendo alrededor en forma de ciudad comercial. Entonces tenía unos 8.000 habitantes. Corría el año 218 a.c.

         

Se construyeron termas y un templo dedicado a Augusto (emperador romano) del que todavía se conservan algunas columnas en el interior de un palacio renacentista situado en la calle Paradís, 10 (en pleno barrio gótico), que actualmente alberga el centro excursionista de Catalunya (curioso).

También hay restos de murallas romanas, que se construyeron entre el siglo III y IV d.c. para evitar el asedio de los pueblos germanos, y que se pueden apreciar junto a la catedral en las plazas Ramón Berenguer, plaça Nova y calle Tapinería.

En la plaça Sant Jaume, estaba el foro romano, y no conserva nada relacionado con esa época (que yo sepa).

Tras la caída del imperio romano, en el siglo V, vinieron los Visigodos, que la rebautizaron como Barcinova (mola el nombre). Fueron tiempos de decadencia pese a ser capital de los territorios hispanos durante un breve período de tiempo.

Los musulmanes la invadieron en el siglo VIII, pero duró poquito, ya que en 801 volvió a ser cristiana a manos del Imperio Carolingio que la integró en la Marca Hispánica.

Los musulmanes seguían asediando la ciudad, hasta destruirla casi por completo a finales del siglo X.

         

Tras la reconstrucción de la ciudad por parte del conde Borrell, vienen tiempos de esplendor, donde se convierte en un puerto clave del mediterráneo.

En esa época pertenecía a la corona de Aragón, que se dividía en el reino de Aragón y el principado de Catalunya, y este a su vez en condados independientes.  Hablamos de los siglos XII, XIII y XIV.

Una figura clave fue Jaume I el Conqueridor, que conquistó Valencia y las Baleares.

En la ciudad se construyeron nuevas murallas. De aquellos siglos se conservan muchos edificios, entre los que destacan la catedral de Santa María del Mar, el ayuntamiento, el Palau de la Generalitat, el Palau Reial y toda la zona del casco antiguo que aun conserva en gran parte su trazado original.

Los primeros textos íntegramente escritos en catalán, pertenecen a esa época, si bien del siglo IX se han encontrado algunos documentos donde ya aparecen palabras.

Como consecuencia del descubrimiento de América en 1492, Barcelona cae en un período de decadencia, ya que el comercio se traslada hacía el Atlántico y el nuevo mundo, perdiendo fuerza en el Mediterráneo.

           

Con el matrimonio de los Reyes Católicos (por cierto, dicen que Isabel de Castilla era de cascos ligeros), se unieron Castilla y Aragón, y eso produjo muchas tensiones políticas que perjudicaron a Catalunya, y que tuvieron como consecuencia la guerra dels Segadors, en el siglo XVII, donde se pierden las comarcas del norte, que pasan a pertenecer a Francia (todavía en nuestros días) y donde se prohíbe totalmente el uso del catalán.

Posteriormente, en el siglo XVIII, vendría la guerra de Sucesión, donde Catalunya apoya la continuidad de los Austrias y Castilla en cambio da soporte a los Borbones. Ganan los segundos, pasa a reinar Felipe V, y desde ese momento Catalunya se ve políticamente desfavorecida, perdiendo sus instituciones, y la lengua catalana se ve sometida a fuertes restricciones e incluso prohibiciones.

La derrota que supuso tales condiciones, se dio lugar el 11 de septiembre de 1714, por lo que esa fecha ha pasado a ser el día nacional de Catalunya (la díada) y fue el origen de un sentimiento nacionalista que al principio era solo popular, pasó a organizarse políticamente a finales del siglo XIX y todavía perdura en nuestros días, afectando en mayor o menor medida, dependiendo de las circunstancias, a una buena parte de la población.

A finales del XVIII y durante todo el XIX, Barcelona se recupera económicamente, empieza la revolución industrial, pasa a ser importante política y culturalmente y se abre el período que se denomina Renacimiento (Renaixença). Se eliminaron las murallas, y se anexoraron pueblos limítrofes. También se inició el plan Cerdà, donde se construyó el Eixample, colindante a ambos lados del centro histórico y que ocupa un porcentaje muy alto del territorio de la ciudad.

       

En 1888 y 1929, Barcelona fue sede de Exposiciones Universales.

A finales del XIX y principios del siglo XX, aparece el modernismo, una arquitectura que deja un legado en la ciudad que actualmente es uno de sus mayores atractivos turísticos.

Durante la dictadura, y tras unos años de miserias tras la postguerra, Barcelona sigue siendo un motor industrial en España, lo cual provoca la llegada de muchos inmigrantes, pero sufre una fuerte represión política, cultural y lingüística.

Con la llegada de la democracia, se consigue el estatuto de autonomía para Catalunya, en 1979, y Barcelona vive un desarrollo cultural y urbanístico, sometida a continuas modernizaciones que tienen su punto máximo en las olimpiadas de 1992 y después el forum de las culturas del 2004.

Actualmente Barcelona sigue siendo una de las ciudades con más industria de España, pero cada vez más, y sobre todo con la llegada de la crisis, las fábricas se están desplazando a países con mano de obra más barata, y se está potenciando el sector terciario y el turismo.

2017 fue un año convulso en la ciudad.

El 17 de agosto de 2017, Barcelona vive un episodio negro de su historia al ser víctima de un atentado terrorista de manos de los yihadistas, en plena Rambla de Barcelona, provocando 15 muertos y muchos heridos.

Tras unos años en los que la sociedad catalana vivió lo que se llamó “el procés”, una corriente de pensamiento, promovida políticamente y muy mal llevado, en mi opinión, por ambos bandos, que pretendía la independencia de Catalunya, y que provocó cierta división en la sociedad catalana, provocando enfrentamientos no solo a nivel político, sino social e incluso a menudo familiar, el 1 de octubre de 2017 se votó en referéndum por la independencia de Catalunya. Hubo fuertes cargas de la policía del estado contra los votantes, y aunque el resultado fue a favor, fue considerado nulo por ilegal, y aunque llegaron a declarar la independencia, la cosa duró poco más de unas horas, y acabó con el gobierno autonómico intervenido y la mayoría de políticos fugados o en la cárcel. La normalidad se restableció al cabo de unos meses.