Recorrido 7: Parc Güell
Otra de las obras maestras de Antonio Gaudí. En su día pretendió ser una ciudad jardín encargada por un tal Eusebi Guell, pero como no consiguió vender ni un tocho, detuvo las obras en 1914. Esta obra hecha a medias, se acabó convirtiendo en un bonito parque modernista que hoy es patrimonio de la humanidad y uno de los puntos más visitados de Barcelona.
Está situado en plena montaña del Carmelo, rodeado de naturaleza, con lo que pasando los límites del parque, la gente se pierde por sus muchos rincones a gozar de ratos de tranquilidad y vistas de la ciudad que te brinda este espacio natural situado en un enclave urbano.
Un paseo por el parque admirando la obra de Gaudí, no te tiene por qué ocupar más de un par de horas (siendo generoso y suponiendo que te pares a echar cuatro fotos o incluso a tomar un refresco).
La entrada está regulada para que no entren más de 400 personas (medidas tomadas para su mejor conservación), y se puede entrar hasta media hora después de la hora asignada. Es preferible comprarlas por internet, en su web, para evitar colas, pero también se pueden comprar directamente en taquilla en el parque (aunque tu acceso al parque estará condicionado al número de visitantes que haya en ese momento). Los precios son un poquito más caros de lo que suele costar un museo (no mucho más), con descuentos pertinentes para discapacitados, niños de 7 a 12 años, mayores de 65 y gente que tenga la tarjeta rosa. Niños de 0 a 6 años y vecinos de los barrios colindantes (como yo), gratis. La entrada es para el acceso a la zona monumental, es decir, por donde está todo lo modernista.
Horarios: abierto todos los días de 8:30 a 18h en otoño e invierno, y de 8:00 a 21:30h en primavera y verano. La parte gratuita del parque también la cierran a cierta hora (no sé exactamente cuando, pero a mí me echaron una vez mientras me comía un kebab en un banco del parque y serían las 23h o así…).
Para llegar a él tienes que ir expresamente, ya que no está cerca de ningún otro punto turístico de la ciudad, y puedes hacerlo en metro o en autobús.
Si consultas tu mapa verás que los metros más cercanos son el de Vallcarca (línea verde) y El Carmel (línea azul). Pero yo no aconsejo ninguno de los dos, ya que el primero te deja en una entrada lateral después de subir cuatrocientas mil escaleras, y el segundo es aun peor, porque tienes unos 20 minutos de camino del cual más de la mitad es una fuerte pendiente (lo sé de buena tinta porque es mi calle) (sí, mis glúteos son duros…), y también para dejarte en una entrada secundaria (aunque eso es lo de menos porque al final acabarás viéndolo todo).
Otra opción es bajarse en Lesseps (línea verde), andar un poquito por Travessera de Dalt (una calle muy transitada que es la Ronda del Mig), y subir por la calle Larrard (ya verás más turistas allí plantaditos, además hay alguna tienda de souvenirs y una parada del bus turístico) hasta llegar a Olot, donde está la entrada principal del parque. En realidad por cualquiera de las tres paradas de metro, tienes unos 20 minutos andado, pero en las otras dos son 20 minutos de subida todo el rato, y en esta última los diez primeros minutos son planos.
En autobús en realidad es lo mejor para no andar (aparte del turístico, claro), tienes el 24, que lo puedes coger en plaza Catalunya y te deja en el mismo parque sin andar nada, en la entrada de carretera Carmel. Hay más autobuses que paran cerca, pero yo ya no sé de donde vienes… pon en Google parc Güell, y si quieres la entrada principal es la de la calle Olot (aunque no es imprescindible que entres por esta).
El parque tiene su entrada principal en la calle Olot con una reja de hierro, una muralla que pretendía cerrar la ciudad jardín y se quedó a medias, un par de pabellones y un almacén que iban a hacer las funciones portería y mantenimiento. En el parque hay unas cuantas entradas secundarias más, de las cuales la más usada es la que da a la carretera del Carmel, especialmente porque al lado hay un gran parking al aire libre que en principio es para autobuses (aunque yo he aparcado el coche más de una vez allí, supongo que dependerá de lo lleno de autobuses que esté).
Enseguida que entres en el parque por la principal, te encuentras unas escalinatas con un lagarto que parece un dragón y es el que sale en todas las fotos como símbolo del lugar.
Acto seguido una sala con 86 columnas inclinadas y techos abovedados, que pretendía ser el mercado de la comunidad, aunque como todo lo demás, se quedó en un proyecto. Las columnas sustentan una plaza de arena, cuyos bancos tienen forma de serpiente y desde donde puedes gozar de unas excelentes vistas de la ciudad.
A lo largo del parque hay una serie de viaductos de estilo románico, gótico o barroco que pretendían ser lugares de paso con el espacio suficiente para los carruajes.
En la parte de arriba, muy cerca de la entrada de la carretera del Carmelo, está la casa de Gaudí, donde el genial arquitecto vivió durante más de 20 años y que actualmente es un museo. Diseñada por un tal Francesc Berenguer, fue construida con la idea de ser una casa piloto que sirviese como ejemplo para los posibles compradores de las casas que se pretendían hacer después para venderlas.
También hay una masía del siglo XVIII, reformada por Gaudí, que es una escuela.
En lo más alto del parque nos encontramos un pequeño monumento de Gaudí, un montículo de piedras con tres cruces encima que pretendía ser la capilla de la ciudad jardín, pero que al encontrarse restos prehistóricos durante su construcción, decidió hacerla con forma de cueva. Desde allí las vistas de la ciudad son excelentes. Yo sinceramente de ti no iría, a no ser que estés muy interesado en las vistas, que es cierto que son mejores que en el resto del parque, porque abarcan toda la ciudad, pero por lo demás son cuatro pedrolos con tres cruces (que me perdone Gaudí, por ser un ignorante, pero es lo que hay) y más que nada que está un poquito alejado del resto (7 u 8 minutos paseando por parque normal sin ningún otro detalle modernista).
Y alrededor de toda esta manifestación de arte modernista tenemos parques infantiles, varios chiringuitos donde tomar algo fresquito y ya alejados de lo modernista, montaña natural a los lados de los caminos marcados.