Barrio de Gracia

 

Es uno de los barrios con más solera de la ciudad, y hasta el siglo XIX era un pueblo independiente, circunstancia esta que se da en muchos otros barrios pero quizá en ninguno tan cercano al centro.

Tiene un aire bohemio que le confieren sus callejones semipeatonales, sus entrañables plazas, sus locales nocturnos y diurnos, sus pequeños y diversos comercios y sobre todo la gente variopinta que circula por sus calles. Es el lugar donde en el mismo bar pueden compartir barra el abuelete del barrio de toda la vida, un punkie, un pijo y un artista (hay unos cuantos de estos últimos que eligen vivir aquí). De todas formas, nada que ver con barrios bohemios de otras ciudades, como por ejemplo el Soho neoyorkino donde se ha explotado esta condición, esto es algo más auténtico y natural y por lo tanto menos visible si no vives en la ciudad, a no ser que seas muy observador y aprecies detalles que te delaten que no estoy mintiendo.

         

La verdad es que, según mi opinión personal, no es la rehostia en bicicleta, y no lo iría a ver expresamente si solo vengo un fin de semana, pero si te sobra algo de tiempo, es un lugar que está bastante bien, un barrio con una personalidad muy propia, que entraría totalmente dentro de las segundas opciones y donde siempre puedes encontrar rincones muy interesantes y mucho menos explotados por el turismo que otros puntos que te he recomendado como imprescindibles.

Está justo por encima de Paseo de Gracia, de hecho, una parte de esta calle, en su tramo por encima de la Diagonal, pertenece al barrio.

La gracia de Gracia… está en pasearte un rato por Gran de Gracia, calle muy comercial y concurrida, y sobretodo introducirte por sus callejones (bajando a la izquierda) que desembocan en sus plazas principales, rincones de gran ambiente a casi todas horas del día y testigos de muchas historias de la ciudad.

          

A continuación, propongo un pequeño recorrido donde pasarás por algunas de sus principales plazas y será suficiente para hacerte una idea de cómo es el barrio. Hay bastantes rincones más, pero los que te nombro son los principales, y tampoco debes comerte mucho el coco para recorrerlos todos porque al final todo es más de lo mismo. Quizá las dos más conocidas sean las dos últimas, que son además las más próximas a Gran de Gracia.

Si salimos del metro de Fontana en la calle Gran de Gracia, enseguida encontraremos bajando a mano izquierda, la calle Asturias, que si la recorremos un buen tramo, cruzando la calle Torrent de l’Olla, llegamos a la plaça del Diamant (famosa por una novela de Merçe Rodadera, que fue llevada al cine) y poco después la plaça de la Virreina.

         

Volviendo para atrás, la primera calle que encontramos que baja es Verdi, repleta de pequeños comercios y locales tradicionales del barrio. La recorremos hasta llegar a la plaça Revolució de Setembre de 1868.

         

Luego, volviendo dirección Gran de Gracia, buscamos la plaça del Sol, una de las más emblemáticas del barrio y de las que tiene más ambiente. Y un poquito más abajo, otra de las plazas con más nombre, plaça de la Vila de Gracia.

       

Finalmente podemos volver a Gran de Gracia que nos la podemos patear y apreciar, además de sus comercios, algunos de sus edificios modernistas de los que hablo en el apartado de barrios de esta truño guía (en Gracia, claro) y también en la ruta del modernismo.

La más importante, quizás la única que vale la pena ir expresamente si no eres un loco del modernismo, es la casa Vicens, en la calle de les Carolines, otra de las obras maestras de Gaudí y una de las más bonitas del modernismo barcelonés.

        

También es aconsejable ver el mercado de la Llibertad, entrando por un callejón desde Gran de Gracia, al otro lado de las plazas propuestas, porque es modernista y tiene su gracia (de verdad que no pretendía hacer ningún juego de palabras horrible), y también por aquello de lo que mola ver mercados en las ciudades por ver un poco el rollito popular y todo eso.