Granada, ciudad andaluza de 230.000 habitantes, de fuerte tradición musulmana, es para muchos la ciudad más bonita de España. No para mí, que aunque sí tuve la suerte de poder visitar todos y cada uno de sus encantos, sufrí el handicap de visitarla en pandemia, con lo cual no la pude ver en pleno esplendor.
Presidido en lo alto por la inigualable Alhambra, símbolo de la ciudad y sello de distinción que la sitúa en el top de casi todas las listas de ciudades más atractivas de España, su centro histórico no está exento de encantos. Callejones estrechos, donde aún es presente la influencia de su pasado nazarí, que convergen en bonitas plazas llenas de ambiente. Siguiendo el curso del río Darro, siempre con el hermoso paisaje que nos ofrece Sierra Nevada de fondo, llegamos a los barrios del Albaicín, encanto de pueblo con casitas blancas, y el Sacromonte, barrio gitano por excelencia y una de las cunas del flamenco.
Pero una ciudad no es solo sus calles y monumentos. Granada es una ciudad con un ambiente excepcional, donde el tapeo, el flamenco y la alegría de su gente, también tienen mucho que decir a la hora de cautivar y enamorar al visitante. Una combinación de tradición andaluza y árabe que la dotan de una personalidad muy especial.