Los zaragozanos son maños, baturros, o sea aragoneses, y por lo tanto tienen fama de tozudos. Si lo son realmente o no...estereotipos, ya sabemos como funcionan…suelen tener una parte muy pequeña de realidad que se exagera y generaliza (y generalizar siempre lo carga el diablo…) para crear un rasgo común de una comunidad y poder hacer chistecillos y bromas sobre ello. Así que lo sean o no, mola decir que los maños, y por lo tanto los zaragozanos, son tozudos si es para tomárselo con sentido del humor. Por cierto, lo de maño se ve que viene de magno, por lo tanto de grande, con lo cual es un piropo del cual pueden sentirse (y se sienten) orgullosos.

           

Idas de olla mías y tópicos aparte, muy poco puedo juzgar por unas pocas visitas turísticas, pero me pareció lo que suelo ver en casi todos los países mediterráneos; gente amable y extrovertida, que no escatiman simpatías al atender al turista, interés por vestir bien, ambiente en sus calles y, teniendo en cuenta que vengo de una ciudad más grande y cosmopolita, me pareció notar cierto aire provinciano para lo grande que es Zaragoza.

Su baile tradicional, de todo Aragón, es la jota, que es uno de los más conocidos en otras regiones.

Aunque en el norte de Aragón también se habla el aragonés, una lengua muy minoritaria, e incluso el catalán en algunos pueblos próximos a Lleida, en Zaragoza es todo castellano con un acento muy particular (de hecho como todos los castellanos de cada región) y con tendencia a utilizar mucho el diminutivo acabado en  “ico” y a alargar la última sílaba.