Truño guía de Nueva York

 

Nueva York, conocida como la Gran Manzana, es una ciudad de la costa este de Estados Unidos que cuenta con 8.346.000 habitantes, que aumentan hasta 19.040.000 si contamos su área metropolitana que incluye New Jersey y Long Island.
Se trata probablemente de la ciudad más famosa del mundo, considerada por muchos como el símbolo del poder económico de Occidente.
 
         
 
Visitar Nueva York es visitar un lugar que en realidad ya conoces. Son tantas las películas rodadas en cualquiera de los distritos de la Gran Manzana que cuando uno llega y va descubriendo todos sus rincones, le resulta imposible no asociarlo con la innumerable cantidad de imágenes que tenemos retenidas en nuestra memoria vinculadas a la ciudad; sus rascacielos, las escaleras de incendios en las fachadas de algunos edificios, las casitas de madera de los distritos periféricos, los puestos de hot dog, las canchas de baloncesto en los parques, la diversidad étnica, los negros raperos ataviados con prendas deportivas anchas,  los ejecutivos que siempre parecen tener prisa, la gente de picnic en Central Park, las pintadas en las paredes y en el metro…¡campaaaana y se acabó! (ya me estaba pasando poniendo cosas y aun se me ocurrían muchísimas más, me he tenido que frenar). Todo te resultará familiar.
 
         
 
Nueva York no es una ciudad bonita. Carece de casco antiguo pues su historia es muy reciente y sin embargo no da la sensación de ser moderna, al contrario de lo que suele suceder con las ciudades europeas que normalmente tienen ambas cosas a la vez. Sus calles no están limpias  y aunque en Manhattan siguen un trazado ordenado, en el resto de distritos da la sensación de ser un compendio de barrios con personalidades muy distintas que ha ido creciendo con el paso de los años de forma desordenada. No tiene apenas zonas o monumentos cuya visita te haga volar la imaginación hacía otras épocas (la historia conocida de Nueva York se remonta apenas al siglo XVI, cuando era conocida como Nueva Amsterdam) o simplemente deleitarte la vista con su belleza. En todo momento tienes la impresión de estar en una gran urbe (excepto en algunas zonas muy residenciales de los distritos), máxima expresión del mundo capitalista, con todos los contrastes que ello conlleva. 
 
Y quizá en ello radica su encanto. Evidentemente si eres un poco hippie y odias todo lo que huela a capitalismo no vayas a Nueva York, porque ya sabes lo que vas a encontrarte y vas a acabar indignado cada vez que veas un mendigo cerca de una tienda de lujo, escupiendo cada una de las muchas banderas de USA que te vayas encontrando y probablemente visitando alguna farmacia para que te den algo para aliviar tu úlcera. Lo cual no solo me parece totalmente respetable sino que incluso puedo compartirlo en parte.
 
                 
Pero si decides visitar la Gran Manzana de lo que has de disfrutar es precisamente de la sensación de encontrarte en un lugar que es el centro de atención del mundo como ningún otro, dejarte impresionar por la grandeza de sus rascacielos y monumentos, hacer uso de alguno de los muchos espectáculos de todo tipo que te ofrece la ciudad, rememorar tus películas o series favoritas grabadas en NY y, si eres como yo un enfermo de las ciudades, percibir como su trazado urbano, su ruido, su tráfico, su bullicio, su gentío, su diversidad cultural y sus contrastes sociales te absorben y te hacen sentir en todo momento que estas presente en un lugar donde viven muchos millones de almas con millones de historias distintas y donde puede suceder cualquier cosa cuando y donde menos te lo esperes.