la visita

 

No es un viaje de visitas obligadas. El encanto de la isla está  principalmente en sus playas y sus calas, algunas urbanizadas y otras vírgenes, que ofrecen un bellísimo paisaje mediterráneo y  de aguas cristalinas. Hay muchísimas y es imposible disfrutar de todas, pero vale la pena visitar unas cuantas aunque el acceso a algunas de ellas sea complicado.
 
También vale la pena visitar algunos pueblecitos típicos de casitas blancas, como Binibequer vell, y sus dos ciudades principales, Ciutadella y Maó, que tienen un centro histórico precioso y lleno de comercios y un puerto muy recomendable. El resto de capitales de municipios son pueblos bastante bonitos pero no lo suficiente como para dedicarles una visita detallada a no ser que se vaya con mucho tiempo.
 
 Merece la pena la visita a Monte Toro para quien quiera disfrutar de unas buenas vistas de toda la isla. 
 
Para los aficionados a los pedrolos y antigüedades, es una isla llena de talaiots y poblados prehistóricos, los cuales yo ignoro en mi guía porque no me interesan ni lo más mínimo.
 
Si eres aficionado al senderismo o a la bicicleta, y vas con suficiente tiempo, también hay numerosas excursiones por toda la Isla, entrando en contacto directo con la Menorca más rural, auténtica, y menos explotada.
 
 
 
Santuario de Monte Toro