Su nombre oficial es Catedral de la Asunción de Nuestra Señora. Es la tercera mezquita más grande del mundo. Construida en tiempos del Al-Andalus, en el siglo VIII y ampliada como templo cristiano años después, especialmente en el siglo XVI, por lo que es la única mezquita del mundo que contiene una iglesia cristiana en su interior.

Empezó a construirla Abderramán I, pero durante los nueve siglos siguientes se fueron haciendo ampliaciones y reformas de tal modo que es una mezcla de estilos romano, visigodo, persa o estilo califal, y más adelante los cristianos aportaron partes góticas, barrocas y renacentistas.

Para mí, que soy un tío más dado a apreciar las bellezas urbanas que las artísticas o históricas,  lo más impresionante es su ubicación dentro de una plaza en la que cabe con calzador. Giras una esquina de cualquier callejón de alrededor y te encuentras ese enorme monumento cargado de historia, integrado con absoluta normalidad con el resto del entorno, como si se tratase de un edificio más.

Para la gente normal, lo más interesante, radica sin duda en su interior.

Se accede a ella por la puerta del Perdón, donde te encuentras directamente con el patio de los naranjos (un patio con naranjos).

Después cruzas la puerta de las palmas y te introduces de pleno en ese entrelazado de arquitos y columnas que sale en todas las fotos. 1300 columnas que sostienen 365 arcos de herradura de mármol, jaspe y granito.

Lo más importante es el Mirhab, lugar santo que indica donde se ha de mirar al orar, con su decoración en mármol labrado y la doble serie de arcos entrelazados sobre fondos de oro y plata.

Una curiosidad, es que es de las pocas del mundo que no mira a la Meca, sino a Damasco, que es de donde era Abdarramán II.

Si realmente te interesa el tema, hay mucho más para visitar y muchas más curiosidades dentro de este lugar tan lleno de historia, de lo que yo te cuento. Lo suyo es una visita guiada.

Horario: de lunes a sábado de 10h a 18h; domingos de 8:30h a 11:30h y de 15h a 18h.