Un souvenir típico de todas las ciudades andaluzas es una camiseta con la leyenda : “joé, que caló”. También es característica del lugar la imagen de una cordobesa ventilándose con su inseparable abanico. Con estos dos ejemplos está dicho todo, si eres caluroso, no vayas en verano.
 
La primera vez que fui yo era Agosto, y no se estaba precisamente agostico (a gustico, pequeño juego de palabras que pretende hacer vomitar al posible lector). Salí de la acogedora estación ferroviaria, bien dotada de aire acondicionado, y el golpe de calor  nada más salir por la puerta fue demoledor incluso para mí, que siempre alardeo de ser isotérmico. A la vista tenía uno de los múltiples termómetros que hay por toda la ciudad…marcaba 47 grados. Joé, que caló. 
 
Es cierto que es un calor seco y que de noche incluso refresca, pero…son muchos grados, por muy seco que sea hay momentos en que se hace bochornoso.
 
Los inviernos son más suaves, aunque con algunas heladas. La temperatura media es de unos 4 ó 5 grados de mínima y unos 15 de máxima.
 
Por si a alguien le interesa, este clima se llama mediterráneo continentalizado con influencias atlánticas…¡Ea! (exclamación típica cordobesa).