Transporte público

 

Para desplazarse por la ciudad no es aconsejable, oh insensato,  utilizar el coche, ya que Milán tiene los problemas de tráfico y aparcamiento de cualquier gran ciudad. Además la conducción en general en toda Italia es bastante atrevida, aunque en el norte se quedan lejos de la temeridad del sur. Yo circulé por Milán con un coche y para aparcar elegí la mejor opción que es la de hacerlo en un parking situado fuera del centro y desde allí coger el metro o caminar si tienes tiempo y ganas (como fue mi caso).  De hecho, al lado de cada estación de metro suele haber un parking ATM que comunica con él. Por el centro hay zona azul, aunque no te dejan estar más de dos horas, así que si eres turista no te conviene porque seguro que estarás mas tiempo.
Milán también tiene una ronda que se llama Tangenziale.
 
Los taxis son de color blanco y no suelen pararse cuando les llamas (curioso), así que es mejor cogerlos en las paradas habilitadas para ello.
 
El metro de Milano llega a casi todos los barrios, tiene cuatro líneas; amarilla, roja, azul y verde. Los billetes se compran en las estaciones (máquinas), estancos, cafeterías y quioscos.
 
 
Y autobuses, por supuesto.
 
El tranvía es otro medio de transporte muy común en Milán y sin duda uno de los más atractivos para el turista, ya que se trata de tranvías muy antiguos que, a mi modo de ver, dotan de un encanto especial a la ciudad. Es uno de los más grandes de Italia, llegando a abarcar 287 km en el total de sus vías.
 
                       
 
El billete de metro te sirve para el tranvía y el autobús, y como en todas partes del mundo mundial, tienes la opción de comprar un billete suelto o posibilidades más económicas como un pase de 24 horas, 48 horas, 72 horas o una semana. Antes hay que comprar una tarjeta que se ha de rellenar con lo que quieras.